Espacios masculinos y femeninos
Con la creación de los interiores, Adolf Loos preserva la intimidad del individuo de la esfera pública. Así, la fachada exterior es masculina y responde a la moral pública, mientras que el interior es femenino, protege la intimidad y es escenario de las propias vivencias. En los espacios interiores, las bibliotecas y los despachos son masculinos, y Loos los aísla del trajín doméstico de la casa. Los espacios más íntimos, alcobas o dormitorios, destinados a la sexualidad y la reproducción, son femeninos. El contraste entre un despacho y el revestimiento sensual del dormitorio de su primera esposa muestra esta aproximación entre arquitectura y género.
“El primer ornamento que nació, la cruz, tenía un origen erótico. […] Una línea horizontal: la mujer yacente. Una línea vertical: el hombre penetrándola. El hombre que lo creó sintió el mismo impulso que Beethoven, se encontraba en el mismo ciclo que Beethoven al escribir la Novena.”
Adolf Loos