Perfumería y cosmética

Gillette. Hojalata. c.1930. G. de Andreis, M.E., Badalona. Colección Mateu Llinàs i Audet. Fotografía: Frederic Camallonga

Gerard Carbonell. Tentación. Perfumería Parera. Expositor de mesa. Cartón c. 1930. Seix & Barral Herms., Barcelona. Colección Mateu Llinàs i Audet. Fotografía: Frederic Camallonga

Juli Jener. Jugo de Oro. Cartón. c. 1930. Martí Marí y Cía., Barcelona. Colección Mateu Llinàs i Audet. Fotografía: Frederic Camallonga
La industrialización llegó también a la perfumería y la cosmética. Después de la Primera Guerra Mundial, el avance en el sector químico y las nuevas costumbres de la vida moderna hicieron que los productos se diversificaran –colonias, jabones, perfumes– y se especializaran –femeninos, masculinos e infantiles. En frascos y en envases de esmerado diseño, anuncios y carteles, obra de dibujantes famosos, propagaban eslóganes seductores sobre los efectos beneficiosos de su uso. Los grandes almacenes solían hacer promociones, sobre todo dirigidas al público femenino. En Barcelona se concentraron notables empresas del sector, como Myrurgia, Parera (Varón Dandy, número uno en fragancias para el hombre del siglo XX), Dana, Puig, y en Madrid, Gal.