Los Dormitorios Reales

Temporal
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El Palau de Pedralbes y, por extensión, estos tres espacios significativos que componen los Dormitorios Reales, fueron construidos entre 1919 y 1924 por los arquitectos Eusebi Bona y Francesc de Paula Nebot, para acoger al Rey y a su familia en sus breves y esporádicas estancias en Barcelona.

La cámara de Alfonso XIII, la antesala y la cámara de Victoria Eugenia se integraron en el recorrido expositivo del Museu de les Arts Decoratives, cuando abrió por primera vez sus puertas en 1932, en la residencia real, una vez caída la monarquía alfonsina. Entonces se mostraron al público tal y como las habían dejado al irse al exilio sus antiguos ocupantes, respetando en gran medida la decoración mural y el mobiliario existente en las tres estancias.

A pesar de los avatares de la historia que ha vivido el edificio con cambio de régimen político incluido (monarquía, república, guerra civil, dictadura, monarquía) y lo que esto pudo acarrear para una construcción de las características del Palau de Pedralbes, las antiguas cámaras reales conservan todavía hoy buena parte de su huella original, aquella que dejaron los aristócratas barceloneses que decoraron a su gusto estos espacios, y que sufragaron con sus propios recursos el coste del mobiliario. A la vez, estos espacios conservan la huella de los huéspedes que en su día los ocuparon: el Rey Alfonso XIII y su esposa la Reina Victoria Eugenia.

En la década de los años veinte, los vientos de modernidad llegaban a la Ciudad Condal e incluso el mismo Alfonso XIII fue testimonio (pongamos por caso el del pabellón de Mies Van der Rohe en la Exposición Universal de Barcelona de 1929 que el monarca visitó y donde recibió explicaciones por boca del mismo arquitecto). A pesar de ello, la decoración de los dormitorios reales, aún presentando un discurso armónico y con algunas piezas de mobiliario interesantes, fue concebida con parámetros claramente historicistas, bajo la batuta de una aristocracia barcelonesa conservadora y anclada en el pasado.

La propuesta museográfica

Nuestro planteamiento consiste en mostrar estos dormitorios reales tal y como han llegado a nuestros días, pero respetando en la medida de lo posible su aspecto original. Es decir, aquel que tenían entre 1924 y 1930, período en que los monarcas los habitaron. Sin ninguna otra intervención, por nuestra parte, que la necesaria para la conservación de los bienes que los integran. Y con el objetivo de poner al servicio de la ciudadanía un testimonio material de la historia política de nuestra ciudad, de un período ciertamente convulso, creativo y lleno de contrastes.

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