Últimos días para viajar a la publicidad del siglo XX
“De bien pequeño me habían llamado la atención las chapas de seguros que había en las fachadas de los pueblos a los que iba. Por casualidad, me encontré una de la Catalana en un estado impecable; y desde entonces, comencé a coleccionar carteles de lata y cartón”. Este hallazgo, que motivó al coleccionista Mateu Llinàs cuando tenía 13 años a reunir su patrimonio de antigüedades publicitarias, ahora es el punto de partida de la expoisición temporal "El boom de la publicidad. Reclamos de hojalata, cartón y azulejo. 1890-1950". La muestra se podrá visitar hasta el domingo 31 de marzo al Museu del Disseny.
Más de 40.000 personas ya han tenido ocasión de disfrutar la colección, que propone un viaje por la publicidad comercial gráfica desde el siglo XIX hasta mediados del siglo XX. La exposición reúne los carteles dedicado a la difusión de productos de uso cotidiano, que mutaron del papel a nuevos soportes como la cerámica, la hojalata y el cartón, y que en consecuencia dieron color a las calles y escaparates de todo el país.
Una de las paradas de este recorrido es la alimentación. A raíz de los cambios de vida que comportó la Revolución Industrial, las clases populares pudieron acceder a nuevos productos como el chocolate Kohler y la alternativa al café Malta Natura. Aunque los primeros carteles comerciales daban prioridad a la estética por encima de la estrategia publicitaria, su finalidad era destacar las cualidades y beneficios del producto. Poco a poco, y de manera progresiva, el mensaje se profesionalizaría y los eslóganes se reinventarían para llamar la atención del cliente.
También las bebidas alcohólicas y refrescantes vivieron muy de cerca la revolución de la publicidad gráfica. Productos como el Fernet Branca y el cava Codorniu pasarían a anunciarse sobre paneles o carteles cerámicos, elaborados a partir de azulejos de pasta blanca decorados con la técnica del tubado. La resistencia del material permitía su ubicación exterior, especialmente en las fachadas de las tiendas, desde donde el brillo de los barnices y los esmaltes contribuían a atraer la atención de los transeúntes y ayudarían a su popularización.
Del mismo modo, la ola industrial y la vida moderna en general significaron la llegada de nuevas costumbres y, por ende, novedades en el sector de la perfumería y la cosmética, la moda, la salud, la droguería…, así como el de la ingeniería y la tecnología. Por ejemplo, las máquinas de coser Weltheim, los cuchillos Pidot-Courtade y el papel Calcosam que encontraréis en la exposición son algunos de los referentes icónicos de la publicidad del siglo XX.
Si todavía no habéis visitado “El boom de la publicidad”, os recomendamos que echéis una mirada al pasado de la publicidad antes del próximo domingo 31 de marzo. Y si queréis conocer las curiosidades que esconde la exposición, el sábado 30 a las 11h se hará una última visita guiada, incluida con el precio de entrada. Encontraréis toda la información aquí. ¡Os esperamos!