Raquel Pelta: “Diseñar para el mundo real es salir a la vida de las personas”
Raquel Pelta es investigadora e historiadora del diseño, y comisaria de la exposición permanente “¿Diseñas o trabajas? La nueva comunicación visual. 1980-2003”.
Con motivo de la exposición temporal “Victor Papanek: La política del diseño”, que se inaugurará el próximo 31 de octubre, el Museo del Diseño ha elaborado dos proyectos de colaboración con diversas escuelas de diseño. A principios de octubre tuvo lugar la Jornada de Formación, dirigida al profesorado y al alumnado inscrito en los proyectos. El objetivo de esta jornada fue proporcionar herramientas de conocimiento alrededor de la figura de Victor Papanek y sus postulados y contó con la participación de diferentes especialistas. El programa fue organizado por Pelta, gran conocedora de la obra de Papanek.
¿En qué consistió la Jornada de Formación de las escuelas?
Al llegar la exposición de Victor J. Papanek, cuya obra es poco conocida, el Museo decidió comunicarla haciendo algo realmente práctico con los estudiantes y las escuelas. A raíz de eso, me encargaron generar una jornada de formación para dar unas pinceladas de por dónde deberían orientarse los proyectos de diseño. El hilo conductor fue Papanek y sus ideas, como la sostenibilidad, el diseño socialmente responsable, el diseño para personas con discapacidad… Por eso se buscaron a conferenciantes que pudiesen aportar su punto de vista en torno a este campo del diseño.
El museo plantea dos líneas de trabajo. ¿Cuáles son?
La primera será trabajar sobre su colección para señalizarla, porque no todas las piezas están hechas bajo los parámetros que defendía Papanek, pero sí que hay algunas que manejan cuestiones de diseño accesible, diseño de código abierto, ecodiseño… La otra consiste en generar juegos en la calle, en una especie de parque infantil, dentro del plan de juego del Ayuntamiento de Barcelona, que daría pie a participar a los que tienen una vertiente de diseño de producto y de espacio.
¿Cómo crees que lo trabajarán las escuelas?
Dependerá de cada escuela. A la hora de valorar los proyectos, se tendrán en cuenta las líneas que marcaba Papanek. Se tendrían que hacer unos diseños que tuvieran clara la perspectiva medioambiental, la perspectiva de responsabilidad social e implicar al barrio de alguna manera. Esto último, el open design, es más difícil. Tengo algunas dudas de que realmente puedan hacerlo, porque trabajar con el barrio es co-diseño, y a veces no coincide con los tiempos que tenemos en las asignaturas. Pero nunca se sabe: la gente joven tiene una gran imaginación y creatividad.
¿Por qué consideras importante la colaboración entre museos y escuelas?
El Museo del Diseño de Barcelona es el único del Estado que se dedica al diseño. Desde hace tiempo, y frente a lo que mucha gente cree, los museos ya no son mausoleos, sino instituciones donde hay investigación, una relación con la ciudadanía, donde acogen las iniciativas de la profesión. Esto incluye la formación de sus futuros profesionales. El museo, como institución cultural, tiene la capacidad y también cierto deber público de formar y ayudar a los estudiantes a conocer cuestiones que muchas veces quedan fuera de su alcance.
¿Cómo está actuando el sector ante el diseño social?
En España todavía es un enfoque emergente y poco extendido, y es difícil trabajarlo. Primero, por la resistencia de los propios diseñadores, que no acaban de entender qué es lo que implica, su complejidad; y segundo, por la resistencia de los colectivos y especialistas en trabajo social e inclusión, que asocian el diseño a la creación de marcas, logotipos y muebles carísimos. Todavía hay que picar mucha piedra. Pero si entendemos el diseño social de una manera amplia, de mejorar los servicios, de implicar a los ciudadanos en el bienestar, ya se está empezando a trabajar en algunos sectores.
¿Las entidades sociales están haciendo un esfuerzo para entenderlo?
Algunos todavía lo desconocen. Hay informes europeos elaborados por políticos y técnicos que nada tienen que ver con el diseño sobre hacia dónde vamos. En la mayoría de ellos se menciona el co-diseño, el diseño centrado en las personas, la necesidad de trabajar en la experiencia de usuario e incorporar la participación ciudadana, y es un hecho muy significativo.
Precisamente, Papanek introdujo estas ideas en su libro ‘Diseñar para el mundo real’. ¿Qué nos está empujando a recuperarlas 50 años más tarde?
En los años ochenta se produjo una ola neoliberal, una de cuyas representantes fue Margaret Thatcher. En sus discursos habla constantemente del diseño como valor añadido y dice que buen diseño es el que hace vender. La discusión se desarrolla más en torno a la tecnología que en el impacto que debe tener el diseño en la sociedad. Desde 2007 hemos vivido una crisis económica tremenda, que ha dejado a Occidente en una situación muy dura: cada vez hay más distancia entre países ricos y pobres, las migraciones son masivas, el cambio climático es ya una realidad… Esto está llevando a los diseñadores a revisar su propia cultura y mirar hacia ese pasado de compromiso social y pensament crític.
¿Cuáles son los conceptos clave del pensamiento de Papanek?
Lo que él hizo fue divulgar ideas y captar en el ambiente cuestiones que ya existían. En ese momento ya había mucha movilización anticonsumo y movimientos hippies. Sus ideas se situarían en torno a la necesidad de diseñar para las personas, la reducción del impacto medioambiental, la participación del usuario en la toma de decisiones de los objetos que le afectan, la viabilidad y el mantenimiento de los proyectos a largo plazo, su lucha contra las patentes y la defensa del código abierto…
¿Cómo se diseña para el mundo real?
Mirando al mundo real y no basándose únicamente en el brief del cliente, porque a veces quiere cosas que no siempre coinciden con la realidad. Diseñar para el mundo real es salir a la realidad de la vida, de las personas y de sus necesidades.
Papanek confronta creatividad y conformismo en uno de los capítulos del libro. ¿Estamos pecando de conformistas?
Hasta ahora hemos sido demasiado conformistas. Aun así, empieza a haber cambios, por ejemplo, el movimiento por el cambio climático.
¿Cómo podemos sobrevivir mediante el diseño?
Hay que tener en cuenta las consecuencias que tiene el acto de diseñar, porque muchas veces escapan de tu control, y también ser consciente de la responsabilidad a la hora de elegir materiales, controlar los procesos de producción, ver qué ocurre tras el uso [del diseño o servicio]…
Papanek lanzó una fuerte crítica al diseño y el diseñador en relación a su rol de responsabilidad frente a problemáticas que todavía hoy permanecen sin resolver. ¿Qué falla en el sistema?
El diseño todavía sigue la lógica de mercado. Hasta que no haya cambios sociales importantes, tampoco cambiaremos en el diseño. Los diseñadores trabajan para empresas, personas e instituciones. Mientras estas no cambien sus pautas, será difícil para los diseñadores plantear alternativas y ejercer su poder de cambio, que es limitado.
¿Qué es el diseño de código abierto?
Es un tipo de diseño de carácter colaborativo en el que se pone a disposición de la gente el proceso de diseño para que puedan introducir sus experiencias.
¿Por qué es esencial que el diseño llame a la participación activa?
Los usuarios son expertos de sus propias experiencias. Como diseñador, puedes empatizar, pero muchas veces no conoces las circunstancias de esa persona. Es importante y cada vez más la experiencia de la persona, diseñar para y con el usuario; de ahí las prácticas colaborativas.
¿El diseño nos facilita o complica la vida?
Nos la puede facilitar cuando nos tiene en cuenta, y complicar cuando no lo hace.
La exposición temporal “Victor Papanek: La política del diseño” es una coproducción del Museo del Diseño de Barcelona y el Vitra Design Museum, con la colaboración de la Fundación Victor Papanek, Universidad de Artes Aplicadas de Viena.