En recuerdo de Joan Vila-Grau (1932-2022)

Joan Vila-Grau nos ha dejado repentinamente. Hijo y nieto de pintores, Antoni Vila Arrufat y Joan Vila Cinca fueron su padre y abuelo, respectivamente. Pintor, vitralero y gran conocedor de la historia del vitral, reconocido internacionalmente, hacia 1960 fue también fundador y miembro del grupo La Cantonada, que aportó una síntesis entre la tradición y el diseño contemporáneo. En esta etapa fue también cofundador y promotor de la revista de arte Qüestions d’Art, (1967-1974) editada en catalán, miembro de Ars Sacra en la segunda etapa (1960-1974) y director de la Galería AS (1973), uno de los primeros centros en los que se realizaron exposiciones de diseño industrial, la nueva joyería y la obra gráfica.

Miembro de la Real Academia Catalana de Bellas Artes de Sant Jordi y de la Real Academia de Ciencias y Artes de Barcelona, era también miembro destacado del Corpus Vitrearum Medii Aevi, entidad de la Unión Academica Internacional, constituida por unos ochenta expertos de todo el mundo, de la cual forma parte el Instituto de Estudios Catalanes. Fue Joan Ainaud de Lasarte, director del proyecto, quien le encargó la investigación sobre los vitrales medievales catalanes publicados en sendos volúmenes hechos en colaboración con el nombrado historiador del arte.

Además de su trayectoria pictórica sobre tela, Vila-Grau trabajó en numerosos proyectos murales conjuntamente con Jordi Aguadé, con quien experimentaron nuevos procedimientos al servicio de la libertad creativa. Así mismo, el gusto por las maderas viejas encontradas lo llevaron a realizar en los años setenta las Tanques pintadas, y trabajadas con volumen, y los Instruments per a la música del silenci (1986-1992), simbiosis entre su búsqueda para conseguir la esencia de las formas y la armonía musical.

Como artista del vitral, se inició de la mano del maestro Jeroni Granell i Carbonell el año 1954 (el Fons Rigalt, Granell i Cia. se conserva en el centro de Documentación del Museu del Disseny). Su gran contribución fue llevar el vitral a la contemporaneidad, más allá del vitral histórico figurado. Vila-Grau dio forma y color al vitral abstracto, conceptual. Entre 1964 y 1966 realizó uno de los primeros grandes conjuntos de este carácter, en la barcelonesa parroquia de la Pau, una bella sinfonía de tonos azules de cemento armado y loseta de vidrio. De hecho, ya sean de carácter religioso civil, Vila-Grau no dejará nunca de cultivar, investigar e innovar en el arte del vitral, y en 1987 llegó a crear el Instituto del Vitral con un triple objetivo: estudiar, conservar y restaurar los vitrales catalanes, y a la vez impulsar el vitral contemporáneo. A pesar del interés de alcance patrimonial nacional, el proyecto no contó con el apoyo necesario y no salió adelante.

Pero todo ello hizo que en 1999 recibiese el encargo de realizar el conjunto de vitrales de la Sagrada Familia, sin duda, el proyecto más importante a escala internacional en el campo del vitral entre el siglo XX y XXI. “El sol es el mejor pintor” es una afirmación que Gaudí y Vila-Grau compartían. Por eso, el interior de la basílica acontece un caleidoscopio gigantesco, fruto de un gran estudio del color y del espacio.

Recuerdo la suerte de haber podido asistir, a mediados de 2001, a la colocación del primer vitral de la basílica, dedicado a La Resurrección. Se trataba de la colocación del elipsoide de 6 x 3 m., que corona el conjunto, un gran estallido de color, de los tonos terrosos al amarillo y el blanco, que evoca la luz intensa de la Resurrección. Una experiencia cromática inolvidable.            

Finalmente, es necesario recordar el grupo de La Cantonada integrado por Jordi Aguadé, ceramista, Jordi Vilanova, decorador, Aureli Bisbe, joyero, Jordi Bonet, arquitecto y el mismo Vila-Grau, el miembro más joven. A lo largo de quince años, su reto principal fue poner al alcance del público unos objetos de uso cotidiano y doméstico de calidad, basados en la sencillez y los materiales autóctonos y tradicionales, y hechos a partir de series pequeñas adecuadas a las necesidades del público potencial. Defendían un diseño mediterráneo impregnado de la “sabiduría anónima” de la creación artesana. Es decir, proponían una tercera vía, más allá del diseño industrial y la artesanía, un diseño más personalizado, trabajando siempre en equipo, discutiendo y compartiendo todos los proyectos, tanto de interiorismo como el diseño de vitrales, joyas, muebles, objetos cerámicos y hasta innovadores objetos litúrgicos, un verdadero proyecto pluridisciplinar.

La Cantonada está bien representada en las colecciones del Museu del Disseny de Barcelona. Diseños de todos ellos -mobiliario, cerámica, joyas-, y en concreto de Vila-Grau, forman parte de ellas. De él puede destacarse la colección de diseños para estampados, como el nombrado Galceran o el de los soldaditos, pensado para las estancias infantiles, que se hicieron populares en forma de cortinas, colchas, cojines o tapizados de muebles.

Hay que recordar, además, que Joan Vila-Grau ha sido un hombre de una gran cultura, una sensibilidad profunda y una ironía finísima. Gracias, Joan, por tu maestría.

Pilar Vélez
Ex-directora del Museu del Disseny de Barcelona

Ajuntament de Barcelona