En marcha. 1950-1990

 

El tercer ámbito analiza una época en la que el diseño y la arquitectura experimentaron una dinámica sin precedentes.

El progreso técnico suscitó la esperanza de una nueva sociedad en la que la gente viviría cómodamente en edificios modernos, luminosos, equipados con electrodomésticos prácticos y repletos de bienes de consumo. Esto se tradujo en una época de mucho trabajo para los diseñadores. En esa época, muchas mujeres se establecieron en ámbitos tradicionalmente masculinos como la arquitectura, el diseño de muebles o el mundo académico. Además, el ciclo de producción de mercancías y bienes dependía de las mujeres, pero sólo como consumidoras y no como productoras o creadoras. Esta ambigüedad puede apreciarse en el material que se expone sobre la Swiss Exhibirion for Women's Work SAFFA, celebrada en Zurich en 1958.

El estreno de la exposición treinta años antes en Berna había sido impulsado por el movimiento sufragista. Sin embargo, la edición de Zurich de 1958 promovió una imagen conservadora de la mujer, consolidando el cliché de que existían empleos más femeninos y menos femeninos. Un equipo especialmente seleccionado de arquitectos y artistas diseñó el recinto y los edificios en los que se mostraban los trabajos “típicos” de mujeres como los de maestra o enfermera. Otro tema de la muestra era el hogar, con una torre residencial y maquetas de casas que intentaban conciliar la tradición con la modernidad y presentaban el hogar como la esfera propia de la mujer.

En este ámbito también se muestra el trabajo de algunas mujeres diseñadoras que convirtieron el estereotipo de ama de casa que cuida a la familia y mantiene el hogar limpio y ordenado en carreras de éxito. Si el canon del diseño las ignora en gran medida, no es sólo porque su trabajo se considera a menudo de carácter “femenino”. La exposición destaca figuras como las de Brownie Wise, que no diseñó los icónicos recipientes de Tupperware, pero sí inventó el innovador sistema de comercialización del producto con fiestas a domicilio, o Enid Seeney, ceramista creadora de la vajilla Homemaker, un éxito de ventas en los años 50.

Además, se puede ver material de exposiciones como Neues Wohnen, organizada en 1949 en Colonia por el Werkbund, o la Britain Can Make It, celebrada en Londres en 1946. Estas muestras dieron a conocer el diseño moderno entre un público muy amplio.

Otro de los aspectos que presenta el tercer ámbito es el de las mujeres diseñadoras que realizaban tareas docentes además de trabajar creativamente. Es el caso de Gunta Stölzl, la primera mujer que dirigió un taller de Bauhaus, el de tejido. O el de Lucia DeRespinis, una de las primeras mujeres licenciadas en diseño industrial en el PrattInstitute de Nueva York, que se convirtió también en una de las primeras profesoras del centro.

Este ámbito también muestra la realidad de la época en los países socialistas europeos. En éstos, las mujeres deben participar en la vida pública y en la producción de bienes y mercancías, pero muchas trabajadoras también debían ocuparse de la familia y el hogar, además de organizar el abastecimiento en un contexto de escasez constante. La ideología también impera en el diseño, definido como una labor colectiva. Por eso, las diseñadoras trabajan en institutos públicos o agrupaciones industriales, y las carreras independientes son escasas.

Además, se repasa la trayectoria de parejas, en el ámbito del negocio y en la vida privada, que diseñan en estrecha colaboración. Por ejemplo, Trix y Robert Haussmann o Lella y Massimo Vignelli son parejas de socios que proyectan una imagen conjunta. Ha tenido que pasar mucho tiempo para que se reconozca la participación de las diseñadoras en el éxito de la sociedad.

Por otra parte, se remarca el papel de dos empresarias claves para la expansión del diseño en la época a ambos lados del Atlántico. Desde sus empresas, Maddalena de Padova y Florence Knoll contribuyeron a consolidar los nombres de arquitectos y diseñadores como Ludwig Mies van der Rohe, Harry Bertoia o Achille Castiglioni entre el público. También se analiza el caso de Armi Ratia, cofundadora de Marimekko, una compañía textil finlandesa que marcó una época gracias a sus estampados alegres y coloridos.