Analizar para conocer: el caso de los objetos plásticos de la Colección
Numerosos objetos de la Colección del Museo están constituidos por una gran diversidad de materiales que llamamos "plásticos". Muebles, electrodomésticos, abanicos, peines, bolígrafos, tapones de frascos, lentejuelas y botones, cubos de fregar, pinzas de hielo o luces, son sólo algunos ejemplos.
La presencia del plástico en los objetos aparece a partir de la segunda mitad del siglo XIX, cuando el desarrollo industrial permitió la invención de los primeros polímeros semi-sintéticos y, posteriormente, sintéticos. Las piezas fabricadas con estos materiales “plásticos” se comercializaron a precios moderados, lo que incrementó su uso en la vida cotidiana, al tiempo que también imitaban materias nobles como el marfil, el carey, el cuerno o el hueso, y ofrecían muchas posibilidades decorativas con una simplificación de los procesos de producción.
Seis objetos fabricados con los primeros plásticos (que no son de origen natural) son ahora objeto de estudio para identificar sus materiales: nitrato de celulosa, acetato de celulosa, baquelita? La observación de micromuestras permitirá, a los especialistas del Centre de Restauració de Béns Mobles de Catalunya, analizarlas gracias a técnicas analíticas como la espectrofotometría de Infrarrojos por Transformada de Fourier (FT-IR), que identifica las sustancias moleculares por comparación del espectro obtenido de una muestra con los espectros de los patrones de referencia.
La problemática de conservación de estos materiales, por su naturaleza inestable, depende en gran medida de la estabilidad de las condiciones ambientales (humedad relativa, temperatura e iluminación, entre otros parámetros) que permiten alargarles la vida ralentizando los procesos de degradación. La revisión periódica de los objetos por parte del equipo de conservadores-restauradores del museo es imprescindible, dado que los procesos de degradación son irreversibles y tienen carácter propagativo en otros elementos, como las etiquetas de identificación, el material de conservación o, incluso, en otras piezas cercanas. Por eso se lleva a cabo un seguimiento constante del estado de conservación y se controla su estado por si se observan deterioros significativos que pongan en peligro la integridad del objeto, estableciendo protocolos de actuación para la preservación de la Colección.
El análisis constante desde distintos puntos de vista implica a todo el personal técnico del museo. Por eso, cada objeto debe ser estudiado en profundidad desde el punto de vista histórico-artístico, datación cronológica, análisis de materiales y técnicas de fabricación. Y para avanzarnos a los problemas, efectuamos análisis físico-químicos de los objetos para determinar con exactitud el tipo de polímero constitutivo, las características de sus componentes (aditivos usados como plastificantes y cargas) y su comportamiento. De esta forma podemos saber el grado y las causas de la degradación. Unos datos fundamentales para mejorar su conservación