Materia Afección-Ficción
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Televisor. Josep Lluscà. Sant Boi de Llobregat, 1998. MADB 136.644. Fotografía: Estudio Rafael Vargas
Todo está interconectado. Lo que llamamos cuerpos, naturaleza y entorno son parte de un mismo tejido vibrante de vida. La materia no es inerte: es energía condensada, siempre en transformación. Reconocer esta conexión elimina las divisiones entre el yo y el mundo y nos invita a repensar nuestra relación con todo lo que nos rodea desde un afecto radical. Este afecto nos recuerda que todas las materias exploradas en esta exposición forman parte de un equilibrio frágil, una ecología compartida de la cual somos inseparables.
El diseño sin el mundo, alimentado por el desafecto y el consumismo, contribuye a la emergencia climática, la desigualdad y la destrucción. Frente a ello, diseñar con el mundo significa imaginar desde el cuidado, la conexión y la vida: materia afectiva. Esta práctica implica cuestionar el statu quo, fomentar la durabilidad, la reparación y la regeneración y valorar tanto el patrimonio material como el inmaterial. Una nueva ecología de las cosas, profundamente política, nos plantea una esperanza compartida basada en la responsabilidad y la resiliencia.
Desde este afecto surge también la «materia ficción»: la capacidad de imaginar otros mundos posibles desde el espíritu crítico. Diseñar con el mundo no es solo una práctica ética, sinó un acto de imaginación radical que nos insta a soñar futuros en los que la materia importa, cuenta, significa.