Jornadas Diseño para Vivir 2017: descubriendo diseños que rompen muros y facilitan el aprendizaje
Para aprender es imprescindible jugar, pasarlo bien. Y el diseño de los espacios educativos puede favorecer una educación más emocional, motivadora y transversal. Bajo esta premisa, profesionales de la pedagogía y el diseño se encontraron los pasados 26 y 27 de octubre en el Museo del Diseño, en las segundas Jornadas Diseño para Vivir.
Durante dos días los participantes expusieron sus proyectos y debatieron sobre la importancia del diseño al servicio de la educación y el aprendizaje. Bajo la coordinación del diseñador Óscar Guayabero, que también ofició de maestro de ceremonias, los cerca de 200 asistentes pudieron conocer propuestas tan interesantes como las del colectivo El globus vermell, del proyecto Hack The School de la Fundación Bofill o de la arquitecta Bet Cantallops, entre muchas otras.
La ponente estrella, Rosan Bosch, no defraudó. Con numerosos ejemplos de proyectos de su estudio, la diseñadora holandesa expuso su visión de lo que deben ser los espacios educativos: abiertos, alegres, emocionantes, que inviten a jugar y aprender. «Una de las premisas es convertir las escuelas en espacios de los que los alumnos no quieran irse», afirmó.
Las jornadas se pudieron seguir en Twitter con los hashtags #dissenyeducació y #designforlife.
También contaron con dos cronistas de excepción: el filósofo Joan Burdeus, que fue el encargado de presentar las conclusiones finales, de las que ha hecho una crónica para la revista cultural Núvol; y el ilustrador Juan Linares, que con sus dibujos resumió lo más destacado de Diseño para Vivir. La próxima edición de las jornadas, el próximo año, girará en torno al diseño y la accesibilidad.