Palomo Spain: la libertad como bandera
Alejandro Gómez Palomo (1992) es un diseñador de moda de Posadas, Córdoba. Más conocido como Palomo Spain, fundó su propia marca homónima en 2015 después de graduarse en Moda Masculina por la London College of Fashion. En 2016 presentó su primera colección en Madrid, y de ahí todo siguió subiendo.
Sus colecciones se hicieron un lugar en puntos clave como el Opening Ceremony de Nueva York y el CR Fashion Book de Carina Rotfield, y pronto fue considerado un nuevo talento de la moda española. A raíz de que Beyoncé posó en Instagram con uno de sus vestidos en la foto donde presentó a sus mellizos, fue invitado a la New York Men’s Fashion Week, y más adelante presentó su colección ¡Palomo, por favor! en París, alcanzando un aumento de un 300% en sus ventas. En 2018, Palomo Spain fue la primera marca española invitada por la Federation de la Haute Couture et de la Mode a presentar su trabajo. Desde entonces y hasta hoy, celebrities, prensa y consumidores han aclamado el “universo Palomo” como un fenómeno de idiosincrasia propia y singular.
Palomo diseña para hombres y busca darles “mayor libertad” que la que ofrece la moda mainstream masculina. Volantes, colores, plumas, tejidos y bordados, que tradicionalmente han sido asociados a la ropa de mujer, se cuelan en el armario masculino gracias a la creatividad de este diseñador que, sin izar ninguna bandera y no entendiendo de límites, logra que todo el mundo se dé la vuelta y quiera saber más de él.
El próximo 13 de octubre, Palomo participará en la jornada “D-generadas: repensando moda y género” que el Museo del Diseño organiza conjuntamente con GREDITS (Grupo de Investigación en Diseño y Transformación Social) de BAU, Centro Universitario de Diseño de Barcelona, como parte de las actividades de Bienal+, dentro de la Bienal de Pensamiento “Ciutat Oberta”.
¿Qué consideras que estás aportando a la moda?
Creo que lo principal que he traído es una nueva opción para el hombre, para que pueda vestirse con toda la libertad del mundo, una libertad que no tenía o que le era difícil de encontrar. He querido darle al hombre la misma oportunidad que ha tenido siempre la mujer para poder disfrutar de la moda, de los detalles, de diferentes tipos de corte y, al fin y al cabo, del trabajo y la artesanía que hay detrás.
¿Moda genderless?
El concepto genderless para mí ha llegado más tarde, de hecho cuando empezamos con Palomo Spain yo no sabía ni lo que era. Yo solo he buscado dar una opción que sé que no es para todo el mundo pero sí para ciertos hombres que, como yo, hemos buscado toda la vida lo diferente –un tejido o bordado determinado, un color especial o una pluma– y para ello hemos tenido que acudir a ropa femenina.
Es cierto que la moda masculina acostumbra a ser bastante neutra.
En los últimos años hemos visto que muchas firmas avanzan y se arriesgan, y con esta tendencia de sensibilizar al hombre y darle un poco de feminidad, vemos cómo la moda cambia poco a poco. Aun así siempre es el mismo tipo de corte y de colores; todavía cuesta renunciar a los códigos que siempre van con nosotros: traje chaqueta, pantalón y jersey.
Casi parece un uniforme.
El traje chaqueta se impuso a finales del siglo XIX como la vestimenta “tipo” para hombre, y desde entonces es básicamente como nos hemos vestido. Lo más elegante que se puede poner un hombre, a día de hoy, es un traje. Te das cuenta, por ejemplo, en una gala, de cuánto puede fantasear la mujer con la ropa, y al hombre no le queda más remedio que un esmoquin. Estamos muy limitados, por mucho que nos atrevamos a jugar con el esmoquin.
¿Esta ropa esconde vuestra feminidad?
No sé si la esconde pero seguro que no la desarrolla. La feminidad puede ser algo extremadamente atractivo en un hombre, y para nada tiene por qué quitarle virilidad, ni mucho menos. Sacar y desarrollar esa parte femenina puede ser algo súper sexy y atractivo.
Comentabas que siempre has buscado “lo diferente”.
Desde pequeño he tenido una atracción tremenda por la moda y me he vestido diferente. Mi madre me tenía que comprar la ropa en tiendas de niña. En la adolescencia ya me vestí con más criterio e intención, pero siempre con la necesidad de diferenciarme, algo que en España no tendemos a hacer: parece que todos estamos muy cómodos cuando alguna marca saca un vestido y sales a la calle y ves a mil personas con ese mismo vestido. Nos da una especie de confort que nunca he entendido.
Tú vives en un pueblo pequeño de Córdoba, en Posadas. ¿Qué generaba allí tu forma de vestir?
Siempre fui un niño rarísimo y nadie entendía lo que pasaba por mi cabeza, pero por suerte siempre fui una persona bastante segura. A base de ese confrontamiento, todo el mundo se ha acostumbrado a que mi existencia fuera así, y lo podían hablar y comentar pero yo nunca me sentí agredido. A veces hasta me miran más en la ciudad que en mi pueblo, porque allí ya saben cómo soy, y llega un momento en el que dejas de sorprender a la gente.
¿Cómo nace Palomo Spain?
Creo que de una forma muy natural. Yo jugaba con Barbies y les hacía vestidos con telas que había por casa: mi vecina es de madre canaria y siempre nos daba telas del carnaval de Canarias. Tengo esa imagen de magia y colores en casa, y recuerdo admirar desde muy pequeño la figura del drag queen. También mi abuela ha cosido toda la vida en casa, y con ella podía ir más allá y proponerle de hacer faldas para mis Barbies con retales de tela. Por otra parte, tanto mi madre como mis tías han tenido un gusto por la moda: sin saber mucho, siempre han querido vestirse bien, estableciendo una relación bonita con lo que se ponían, y a mí me encantaba acompañarlas de tiendas. Mis padres me dieron muchísima libertad y me han dejado ser siempre como yo quisiera.
Tremendo caldo de cultivo.
También lo hace el hecho de vivir en un pueblo pequeño y con ciertas costumbres y tradiciones de la cultura popular. En el momento de feria tenemos vestidos, gorro, fajín, el pantalón de talle alto, la camisa… y luego ¡todo el volante y el color, y el lunar y todo eso!, ha influido muchísimo en mí. Igual que el momento “Iglesia y Semana Santa”, que aunque no estoy de acuerdo con el papel de la Iglesia, he crecido rodeado de eso: un niño fascinado por la bata de terciopelo bordada en oro que llevaba el cura, y luego por el manto de la Virgen. De ahí hay mucha iconografía que tengo metida en la cabeza.
¿Cuándo te formas?
Con 10 años me empapaba de los Vogue y los Elle y sabía todos los nombres de todas las modelos, de los diseñadores, y de lo que estaban haciendo cada temporada. Yo forraba la carpeta del colegio con las campañas de Versace. Descubrí a Versace y su historia, luego a John Galliano, que es uno de mis grandes referentes. En ese momento ya sabía que quería eso.
¿Cómo llegas a Londres?
Voy por primera vez con 14 años, y me doy cuenta de que es mi sitio, de que ahí quiero estudiar y pasar una época de mi vida. Me fascinó la forma de vestir de la gente allí, también de los hombres: tenían una libertad que yo jamás había visto. De los 14 a los 18 años toda mi fuerza se puso en tener un inglés perfecto y en convencer a mis padres de que a los 18 me dejaran irme a Londres. Estudié Diseño de Moda Masculina y Tecnología en la London College of Fashion, y trabajé dos años con un curator de vintage de alta costura, en Liberty. Ahí fue cuando realmente entendí cómo estaba hecha una ropa de diseñador: estuve en contacto con piezas de la época victoriana, de los años veinte… miles de horas ordenando ropa, tocándola toda y viendo cómo estaba hecha cada costura. Esa experiencia, junto a mis estudios, fue creando en mí la idea de Palomo Spain como la conocemos hoy.
¿Por qué es importante que los hombres puedan vestir con colores, volantes y ornamentación en general?
Creo que el hombre debe ser un completo, ¿no? La forma en que vestimos refleja cómo somos por dentro, y cuando vistes de cierta forma puedes desarrollar cierta sensibilidad, en lugar de tenerla escondida, y descubrir partes de ti mismo que no estás acostumbrado a conocer. Eso nos pone a todos al mismo nivel, nos da la misma oportunidad de sentir de una manera.
¿Crees que el hombre también está oprimido?
Claro que sí. Es obvio que a la mujer le ha tocado lo más gordo, pero el hombre entendido como macho se puede sentir muy cómodo o puede no sentirse en absoluto así. Hemos olvidado la gran cantidad de hombres que también han vivido encerrados en esa idea que la sociedad ha impuesto.
Sin embargo, tú no lanzas ningún mensaje político sino que hablas de libertad.
Bueno, yo creo en esto sin tener que llegar a ser reivindicativo. Ya hay muchos chicos jóvenes que, independientemente de su sexualidad, les gusta pintarse las uñas, pintarse el pelo de rosa, un día ponerse una falda y salir con el skate… pero lo bonito es que empieza a ser obvio por sí mismo, y tiene que estar en la cara de todo el mundo para que las nuevas generaciones se conecten y crezcan con esta normalidad. No creo que haya que exponerse ante un señor que se ha educado en un colegio de monjas y que en su vida se va a pintar una uña, porque para él eso siempre va a ser una “mariconada”. No me parece que haya que confrontar tanto a las generaciones antiguas sino normalizar con las modernas.
¿Eso pasa por no definir tu trabajo como genderless?
No es que no quiera definirlo así – es que no íbamos con esa idea. Eso se ha impuesto más tarde, y ahora claro que entiendo que mi propuesta sea genderless, pero Palomo Spain empezó como una marca para hombre, que entendía al hombre de una forma distinta y en la cual el hombre hacía lo que le daba la real gana. Y lo queramos o no, el hombre y la mujer tienen cuerpos completamente diferentes y no es lo mismo diseñar para un cuerpo que para el otro. Es muy complicado que exista una ropa que sirva para los dos géneros.
Romper con el binarismo de género es un tema que está en la agenda social. ¿Crees que la moda debe reflejar las inquietudes de la sociedad?
Por supuesto. Hoy la moda juega un papel fundamental en esto: creo que si no estás dando un mensaje inclusivo en todos los sentidos, te desfasas. La moda es algo aspiracional, nos leemos a través de ella, y hay ciertos cánones o ciertos mensajes que tienen que cambiar. Por eso la responsabilidad de la moda es corresponderse con lo que está pasando en cada momento, hablarlo y ser parte de eso.
¿Qué hay del diseño y la producción sostenibles?
Para mí es fundamental. Desde hacer una tela con plástico reciclado, hasta tener producciones pequeñas o a escala local. Nosotros producimos mayoritariamente en Posadas y en Zaragoza. Creo que se empieza por dar trabajo a la gente más cercana, por crear empleo en el propio pueblo, y por mantener una mano de obra más que digna. También recibimos estudiantes de diseño de moda de toda Europa que vienen a hacer prácticas.
¿Crees que parte de tu éxito yace en tu naturalidad?
Yo creo que sí. Solo quiero que me dejen hacer lo mío y yo dejo hacer al resto lo que le dé la gana. No me gusta ser provocador, y si provoco no creo que lo haga desde lo feo, lo obsceno o lo inentendible. Siempre hemos provocado desde la belleza, hemos ofrecido sensaciones nuevas a un público que se siente atraído por lo que le ofrecemos, que piensa “me gusta aunque no entiendo del todo, pero hay algo aquí que es evocador y es bonito”. Siempre hemos promovido la belleza, la libertad y la tranquilidad, y que cada uno haga lo que quiera con su vida.