Pasamos de “diseñar para” a “diseñar con”. Entrevista a Anaïs Esmerado

Anaïs Esmerado es fundadora y directora de Ojalá projects, una asociación surgida de las inquietudes de docentes universitarios con el objetivo de innovar en la educación de las disciplinas creativas, fomentando los valores sociales y culturales. Además, también es diseñadora gráfica, docente universitaria e impulsora del proyecto “Diseño para la inclusión”, un proyecto de aprendizaje y cocreación que reúne alumnado de diseño y diferentes colectivos en situación de vulnerabilidad. Hablamos con ella sobro esta iniciativa y sobre el diseño inclusivo.

Este año ha sido la 3ª edición del proyecto “Diseño para la inclusión”. ¿Qué valoración haces de estas tres ediciones?

El proyecto “Diseño para la inclusión”, es una investigación desde la acción y como tal, cada edición se ha ido reformulando hacia los aprendizajes del anterior. En general diría que hay diferentes aprendizajes en todos los agentes implicados. La valoración global es muy positiva, tanto por las diferentes entidades sociales que han entendido el diseño como una herramienta complementaria a los servicios que ofrecen, como por el alumnado de diseño que se han acercado por primera vez a una realidad diversa ejecutando un proyecto real. Y, por supuesto, por las personas de cada colectivo que han diseñado y materializado sus ideas.

¿Qué características, tanto profesionales como sociales, debe tener un/a artista para trabajar de manera participativa y a la vez con diferentes colectivos?

En base a la experiencia de los proyectos participativos que hemos realizado hasta ahora, pienso que lo primero que se tiene que repensar es que pasamos de “diseñar por” a “diseñar con”. Esto romper con la idea que las diseñadoras tenemos la respuesta a un problema concreto de un colectivo con diversidad funcional física, intelectual o en una situación vulnerada. Este ejercicio es un reto para aquellas personas que están acostumbradas a tener el control de todo el proceso, puesto que en estos procesos se sabe dónde empiezas, pero no donde se acaba.

¿Y el alumnado de las escuelas, qué tipo de formación reciben antes de empezar el proyecto? ¿Cómo es el proceso de selección de los colectivos y del alumnado?

Es importante tener un interés previo por temas sociales, un empujón que normalmente ya se refleja en la trayectoria del alumno. Para la participación en los proyectos de Ojalá Projects se pide un portfolio, una carta de motivación y a veces también se hace una entrevista. Todas las estudiantes reciben formación previa de contexto social, fundamental para entender con quién están trabajando, la interseccionalidad, la discriminación y la vulnerabilidad.

Al ser un proyecto académico hay que documentar todo el proceso. ¿Qué recorrido, más allá de la experiencia, le espera a este trabajo de investigación?

Hay toda una documentación académica, entrevistas, indicadores, ejercicios de reflexión, etc., que hace el alumnado.

Este año se ha realizado una campaña de comunicación reivindicativa de barrio entre alumnado de diferentes disciplinas de diseño y usuarios del TEB San Andreu. ¿Qué encontraremos en este mural?

Hemos hecho un mural en el TEB San Andreu que reflexiona sobre las múltiples capacidades de todas las personas, un universo cooperativo y diverso. Con unas letras grandes hechas entre todas con el lema “100% capaces” y a medida que te acercas se va descubriendo una gran variedad de escenas, personajes y objetos que representan que conviven en armonía.

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